El pregón, rima, ritmo e ingenio

En esta nueva entrada de nuestro blog queremos citar un género musical que hemos aprendido a base de escucharlo bien temprano en la mañana y hasta altas horas de la noche. Nos referimos al pregón de nuestra querida isla de Cuba. Y lo hacemos como homenaje a todos esos pregoneros que venden por las calles, llenos de ingenio y lucidez que logran un maridaje entre la poesía y el doble sentido, entre lo culto y lo popular, con una habilidad que tiene mucho que ver con la música. Algunos, además con destreza e inteligencia, nos arrancan la mejor de nuestras sonrisas porque consiguen pequeñas obras de arte que brillan en lo más cotidiano de una jornada. Hay muchos ejemplos, hemos escogido el de una vendedora de maní -que es como se denomina en Cuba a los cacahuetes- que, desde luego, no nos deja indiferentes por su simpatía.

Pensamos que en Santiago donde crecimos escuchando a estos hombres y mujeres anónimos pero que dan musicalidad a la ciudad, muchos trovadores y músicos hemos encontrado inspiración en ellos, cantantes espontáneos, que venden  sus mercancías por las bulliciosas calles donde fluye la vida musical. Por lo tanto, es posible hablar de un genero especifico con una innegable condición del pueblo, que ha dado lugar a  grandes canciones. Ejemplo de ello son temas tan conocidos como El maniseroFrutas del Caney o, más recientemente, El pregonero. Y, como este blog es un homenaje a todos los que dejaron páginas escritas en la historia de la música, un recuerdo para nuestro querido  Antonio Machín, que interpretó magistralmente El Manisero.

Creemos que es posible que el  pregonero llegara a Cuba como tantas cosas de España ya que originariamente era el oficial público que en alta voz daba difusión a aquello que el pueblo debía saber. Y antes de España, el origen lo encontramos en los praecones romanos. La prensa hizo que perdieran notoriedad e importancia en grandes poblaciones pero Cuba, tan llena de contrastes, reducto de muchas cosas, también guarda en sus calles un lugar para los pregones, que siguen existiendo vinculados a la venta en las calles y por supuesto a la música.